En 2003, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó el Pequeñas misiones para la investigación avanzada en tecnología-1 (SMART-1) orbitador lunar. Después de tomar 13 meses para llegar a la Luna utilizando un sistema de propulsión eléctrica solar (SEP), el orbitador pasó los siguientes tres años estudiando la superficie lunar. Luego, el 3 de septiembre de 2006, la misión llegó a su fin cuando la nave espacial se estrelló deliberadamente en la superficie lunar.
Si bien el destello brillante que esto creó fue capturado por observadores que utilizaron el Telescopio Canadá-Francia-Hawái en Hawái, ninguna otra nave espacial estaba en órbita en ese momento para presenciarlo. Como resultado, ha sido imposible durante más de una década determinar con precisión dónde cayó SMART-1. Pero gracias a las imágenes capturadas el año pasado por la NASA. Orbitador de reconocimiento lunar (LRO), ahora se conoce el lugar de descanso final de SMART-1.
En el momento de su impacto, los científicos habían podido utilizar el seguimiento de la órbita, simulaciones basadas en la Tierra y observaciones del destello de impacto brillante para estimar la ubicación del sitio de aterrizaje. Pero gracias a las imágenes obtenidas por el LRO, ahora tenemos las coordenadas precisas de donde la nave espacial impactó y rebotó en la superficie lunar: 34.262 ° sur por 46.193 ° oeste.
El campo de visión en la imagen LRO (en la parte superior) es de 50 metros (164 pies) de ancho con el norte apuntando hacia arriba y la iluminación solar proviene del oeste. Cuando el orbitador SMART-1 aterrizó, viajaba de norte a sur. Como puede ver en la imagen, el impacto del orbitador esculpió un corte largo en la superficie lunar, que mide cuatro metros de ancho y 20 metros de largo.
El orbitador atravesó un pequeño cráter mientras se deslizaba y pastaba y también enviaba tierra lunar hacia afuera. Esto creó parches de material más brillantes a ambos lados del cráter y dejó un camino de escombros y polvo expulsado oblicuamente de varias a decenas de kilómetros frente a donde se detuvo.
Además de inspeccionar y fotografiar la superficie de la Luna, el orbitador SMART-1 también tuvo la tarea de buscar evidencia de hielo de agua lunar. La misión SMART-1 también sirvió como banco de pruebas para una forma de propulsión iónica conocida como Solar Electric Propulsion (SEP). Este sistema se basa en la energía eléctrica cosechada de los paneles solares para alimentar los propulsores de efecto Hall, donde los campos eléctricos se utilizan para ionizar y acelerar el propulsor para generar empuje.
En comparación con los cohetes convencionales, esta forma de propulsión es extremadamente eficiente en combustible. Solo se usaron 82 kg de propulsor de xenón para propulsar SMART-1 a la Luna, mientras que solo 1 kg de propulsor proporcionó un delta-v de 45 m / s. Sin embargo, la tecnología aún estaba en su infancia, y la misión tardó 13 meses en llegar a la Luna. A modo de comparación, las misiones Apolo tardaron entre 8 y 12 días en llegar a la superficie lunar y regresar a la Tierra.
Sin embargo, esta primera prueba de un propulsor de efecto Hall alimentado por energía solar resultó exitosa, y una variante de esta tecnología fue utilizada por la NASA Amanecer nave espacial para explorar Ceres y Vesta. Esta forma de propulsión también se utilizará en la misión de unirse a ESA-JAXA BepiColombo, que se lanzará en octubre. Compuesta por dos orbitadores, el Mercury Planetary Orbiter (MPO) y el Mercury Magnetosphere Orbiter (MMO), esta misión mapeará el planeta y estudiará su composición, geofísica, atmósfera, magnetosfera e historia geológica, proporcionando de manera efectiva la mejor comprensión de Mercurio para fecha.
Para colmo, la misión SMART-1 también fue la primera misión de la ESA en llegar a la superficie lunar. En las próximas décadas, la ESA planea llevar a cabo misiones tripuladas a la superficie lunar, culminando en la creación de una aldea lunar internacional, un puesto avanzado que actuaría como una especie de sucesor de la Estación Espacial Internacional (ISS), donde los astronautas pasarían períodos prolongados que realizan investigaciones vitales. Cuando llegue el momento de construir esta estación, será esencial conocer la superficie lunar y la ubicación del hielo de agua.
Al final, SMART-1 contribuyó en gran medida a la exploración espacial europea y obtuvo información vital para futuros esfuerzos de exploración. Parece apropiado que su descanso final se descubriera entonces, ya que brinda la oportunidad de reflexionar y honrar los muchos logros de la misión. ¡Así que descanse en paz, SMART-1, y sepa que el trabajo que ayudó a ser pionero está conduciendo a algunos avances importantes en la exploración del espacio lunar y profundo!