Nota del editor: esta historia se actualizó a las 11:33 a.m. E.T. el martes 2 de octubre
El viernes (28 de septiembre), un terremoto de magnitud 7.5 golpeó cerca de Sulawesi, Indonesia. Poco después, un tsunami con olas de hasta 18 pies (5,5 metros) golpeó la costa, dejando al menos 1.200 personas muertas y decenas desaparecidas.
Los esfuerzos de rescate continúan, mientras la gente trabaja para desenterrar a las docenas de personas que se cree están atrapadas bajo montones de escombros. Se espera que la cifra de muertos aumente a medida que los rescatistas lleguen a áreas que perdieron energía y comunicación después del terremoto.
La ciudad de Palu, que se encuentra en el centro de una bahía en el lado noroeste del centro de Sulawesi, fue la más afectada y tuvo la mayor cantidad de muertes. Desde allí, un espectador capturó un video del tsunami entrante.
La devastación provocó críticas al sistema de alerta del país. Aunque se envió una advertencia de tsunami, se levantó solo 34 minutos después, según Reuters. Algunos, que habían perdido el poder, no recibieron las alertas. Además, la advertencia subestimó el tamaño de las olas, según la BBC.
Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres de Indonesia, le dijo a la BBC que las boyas detectoras de tsunamis (21 dispositivos flotantes conectados a sensores de aguas profundas) no estaban funcionando. Los sistemas de detección habían sido dañados o robados.
En las colinas sobre Palu, los voluntarios están trabajando para cavar una fosa común, lo suficientemente grande como para miles de cuerpos, según la BBC. Entre los muertos hay 34 niños que asistían a un campamento bíblico en una iglesia cerca de Palu.
Esta área de Indonesia ha visto alrededor de 15 terremotos con magnitudes mayores a 6.5 en el último siglo, según el Servicio Geológico de EE. UU. El más grande, de magnitud 7.9, golpeó en 1996, a unas 60 millas (100 kilómetros) al norte de este nuevo terremoto, y resultó en 10 muertes.
Nota del editor: esta historia se actualizó para incluir las estimaciones más recientes de víctimas mortales.