Los sumideros y las fisuras están abriendo la tierra alrededor de Teherán, la capital de Irán. Y según Associated Press, amenazan los hogares de las personas y la infraestructura local.
El terreno se está abriendo, según la AP, gracias a una crisis del agua que se ha profundizado a medida que la población de Teherán se ha disparado. La región se encuentra en medio de una sequía de tres décadas y la desertificación en curso. Según un informe de 2018 de Circle of Blue, una organización sin fines de lucro centrada en los problemas del agua, ese problema se ha agravado a medida que la población de la ciudad ha crecido a cerca de 8,5 millones.
El agua bombeada de los acuíferos subterráneos se ha vuelto más salada cada año, ya que la ciudad ha dependido cada vez más de estas fuentes subterráneas de agua en lugar del agua de lluvia. Al mismo tiempo, una gran parte de la disminución del suministro de agua se desvía hacia una agricultura sedienta e ineficiente, según la AP.
Como resultado, la tierra en el área está cayendo físicamente sobre sí misma. Según el gobierno iraní, el terreno alrededor de Teherán, ubicado a 3,900 pies (1,200 metros) sobre el nivel del mar, ha disminuido un promedio de 8.6 pulgadas (22 centímetros) por año. Un estudio de febrero publicado en la revista Remote Sensing of Environment llegó a un número similar: 9.8 pulgadas (25 cm), basado en mediciones satelitales.
Todo ese hundimiento ha agrietado edificios y tuberías de agua, ha abierto agujeros en la tierra seca y ha causado fisuras de millas de largo. Los residentes temen que sus edificios se derrumben, informó Nature. El aeropuerto, la refinería de petróleo, las carreteras y los ferrocarriles de la zona están todos amenazados.
El problema es en parte el resultado de las sanciones internacionales aplicadas al país desde su revolución, informó la AP. Irán ha tratado de producir suficiente comida localmente para alimentar a toda su gente en tiempos de crisis, y esto ha exagerado el suministro de agua.
Algunos de los daños pueden ser permanentes, ya que el estudio de febrero encontró que incluso después de períodos de lluvia, la tierra no se hincha nuevamente. Eso sugiere que las rocas en el área pueden haber perdido su capacidad de absorber tanta agua como antes, según el estudio.